viernes, 30 de abril de 2010

Primavera y almendros...



Yo en primavera suelo pasear por la Quinta de Los Molinos, una finca cuyos dueños habiendo venido a menos, la donaron al Ayuntamiento de Madrid que la convirtió en parque, no la dividieron en pequeñas parcelitas para la construcción de adosados, afortunadamente.
Este parque tiene en su interior, varias hectáreas de terreno plantado de almendros y en primavera, al igual que suelen hacer los japoneses con sus cerezos, la gente acude a verlos florecidos. Poco tiempo duran en su máximo esplendor, por eso hay que estar atentos, poner una señal en el calendario si es preciso y no perdernos ese momento.
Entre todos estos árboles, en un sendero casi escondido, encontré uno al que no le daba mucho la luz y yo creo que por ese motivo, sus ramas eran largas, largas y solo habían nacido las flores en sus extremos dando la sensación de una explosión de fuegos artificiales, al menos yo lo interpreté así.
Aquí os dejo su foto .

http://perso.gratisweb.com/ACUARELA61/acuarela61_fotos/ALMENDRO2.JPG

jueves, 29 de abril de 2010

Histórias de Hopitales..




El tiempo en los hospitales siempre se hace largo, cuando crees que son las 21 horas resulta que solo son las 18, llega un momento por las noches que los enfermos se sienten realmente cansados de aguantar tanto tiempo en cama. Una especie de sopor y cansancio les invade.

Mis recuerdos de hospitales siempre han sido malos, pero tengo uno que guardo con mucho cariño en mi memoria, aunque para vosotros quizás sea irrelevante.
Resulta que durante mi estancia en un hospital, al llegar la media noche, de pronto se abría la puerta de mi habitación que siempre estaba a oscura, y esta quedaba inundada solo por la luz del pasillo.
Después, entraba una enfermera, siempre del turno de noche, a la que nunca podía ver su cara. Esta mujer era gordita, de estatura media y llevaba puesto su uniforme en el que se podía apreciar que las mangas le estaban un poco justas.
Caminaba con ese movimiento que suelen tener las personas gorditas al caminar, ese movimiento de vaivén de izquierda a derecha y los brazos separados del cuerpo como si trataran de guardar el equilibrio. Cuando entraba, la habitación quedaba toda ella impregnaba de un olor suave a colonia Nenuco .Yo, con el sueño y el sopor de la noche, imaginaba que era un ángel.
Al entrar siempre me decía:
-¿José Mª quieres un zumito? ¿De que lo quieres?
Yo, soñoliento siempre, le decía:
-Dámelo de piña por favor...
-Nooo de piña nooo, te producirá acidez…Te lo doy de melocotón ¿vale?
Al día siguiente entraba a la misma hora y preguntaba lo mismo.
-José Mª ¿quieres un zumito? ¿De que lo quieres?
Yo medio dormido y aturdido le respondía:
-Dámelo de piña por favor...
- Nooo de piña no que te producirá acidez… creo que te lo voy a dar de melocotón.

Este dialogo siguió así casi los 11 días que estuve hospitalizado.
Llegó la última noche y se repitió la escena, pero esta vez fue diferente.
-¿José Mª de que quieres el zumito hoy?
Yo le contesté ,pensándolo un momento:
- …. de melocotón, dámelo de melocotón …
-Noooo de melocotón no, mejor tómatelo de piña.

En fin, que al final me fui a casa, pero siempre recordaré con cariño aquella enfermera gordita que olía a Nenuco, aquella énfermera-angel .de la que nunca supe como era su cara y de la que nunca supe el porqué, al final, optó por darme aquel zumo de piña cuando ya me tenía convencido.

Que extraños son los sueños......



Yo estaba dormido en una especie de camastro en una habitación en penumbra, la ventana estaba muy baja, pero una franja de paisaje de árboles y verdes praderas se podía ver desde donde yo estaba y un airecillo fresco y suave se colaba por la ventana acariciando mi cara. Era una delicia
Me parecía extraño que yo estuviera tumbado allí, prácticamente dormido, mientras mis amigos hablaban en otra habitación. Me sentía muy, muy cansado.
Mis amigos, en alegre conversación, decían al otro lado de la puerta:
-“Es un guiso estupendo sobre todo por las colmenillas, pero ojo, no hay que mojarlas”.
- “La carne hay que guisarla mucho tiempo y si le añades vino, siempre tienes que añadirle un poco de caldo si quieres reducir la salsa”.
-“Mi abuelo hacia un guiso de setas riquísimo, las recogía del bosque……las cortaba en láminas….”.
Alguien se refería a las becadas diciendo
-“ Hay que comerlas casi crudas”
Después se oían risas y algunas frases que me sonaban familiares de una persona que siempre suele repetir las mismas.
De pronto, sentí que mi camastro era movido por alguien al que no veía, luego sentí el aliento de un animal, un perro negro enorme que acercaba su hocico a mi cara y me echaba su aliento, luego alguien llamó al perro.
-Rufo ¡ no entres ahí¡
Después, empecé a despejarme un poco, abrí los ojos, mi entorno cambió, mi tele estaba puesta en el Canal Cocina, Arguiñano estaba contando uno de sus estúpidos chistes, yo por un momento traté de recordar donde estaba ,me costó un poco recordar que estaba solo, pensé que podría estar mi madre en la cocina.pero no, no estaba, mi madre hacia tiempo que no vivia conmigo.
Que extraños son los sueños…….
Me levanté,me lavé la cara y salí de casa, tenia cosas que comprar en Leroy Merlín……..