Sólo me estaba pidiendo una respuesta, y eso era lo que me aterraba.
¿Y si respondía lo que ella no quería oir?
¿Y si no acertaba con las palabras justas?
Nunca había sido una persona decidida. Durante toda mi vida había dudado a cada paso que había dado. Siempre recurría a alguien para que me aconsejase, quizás para tomar una decisión que si después era equivocada, siempre tendría a alguien a quien culpar del error.
Mi vida había sido hasta conocerla una duda constante....y ahora, estando frente a ella, tenía la oportunidad de que todo cambiase.
No tenía a nadie que me aconsejase, nadie a quien preguntar, nadie a quien mirar con ojitos de pena suplicando la respuesta acertada.
Ella séguía con sus enormes ojos verdes clavados en mí.
Seguía esperando mi respuesta. No me estaba presionando pero yo sabía que tenía que darle ya esa contestación.
Las manos me temblaban, me acerqué más a ella y cogí una de las suyas.
Me armé de valor para contestarle:
-"De fresa, el helado lo quiero de fresa".
La madre que te parió. Yo que pensaba que era algún amorío tuyo.
ResponderEliminarVeo que has seguido el impulso de tus auténticas necesidades...je..je...seguro, que no te equivocas...
ResponderEliminarQue quereis que os diga, yo siempre he sido una persona muy insegura.....
ResponderEliminar¡Es usted la pera! me ha tenido en ascuas hasta el final...yo que me figuraba que nos estaba relatando algún recuerdo de alguien a quien amo ¡brrrreeee! menudo corte. Por cierto que a mi me gustan los de avellana.
ResponderEliminarvEzOss
Judea de Lasa.